24 mayo, 2006

La Leyenda de la Rosa Azul.

La Rosa Azul, dicen que es la Rosa del Olvido, que cuando uno aspira su fragancia, le devuelve la paz, borra las penas, sin que recuerdes mas que los momentos felices...
En un país muy lejano, vivía un emperador sabio y bondadoso, con su hija llamada Gala, tan bella como inteligente.
Gala se había enamorado de un muchacho que cuidaba los caballos pura sangre, Esteban se llamaba.
Un día su padre se entero de los amores de su hija y decidió enviarla lejos a la casa de unos parientes, alertando a ellos que cualquier nota o carta que intentase enviar y no fuera para él, fuese destruida sin que ella lo supiese.
La muchacha partió una noche de tormenta, después de haberse jurado durante horas amor eterno con Esteban y prometiéndose escribir diariamente.
El padre comenzó a divulgar una relación de su hija, con el hijo de unos viejos amigos de la familia.
Destrozado por esto Esteban partió del país en busca de fortuna y con la esperanza de olvidar a la única mujer que había amado.
Mientras tanto Gala escribía todos los días, desconociendo que sus cartas eran destruidas y extrañada de no tener noticias de Estaban, pidió a su padre que la dejase regresar.
Unos meses mas tarde volvió feliz con la esperanza de verlo, pero espero días y días y Esteban no aparecía.
Un día decidió preguntar a su padre por el pueblo en general y después de nombrar cada evento hablo por fin de Esteban y dijo que se había marchado y se comentaba que se había casado con una bella mujer.
Cuando Gala escucho esto, creyó morir, cayo enferma y la pena se instalo en su mirada, ocultando las lagrimas de sus ojos, marcho hacia su alcoba y dio rienda suelta a su dolor.
Pasaron días y Gala continuaba así, los médicos no sabían que tenia y no le daban mucho tiempo de vida, por que lo que ella tenia no lo curaba ninguna medicina, se estaba muriendo de amor.
El padre no sabia que hacer y decidió ofrecerla en matrimonio, pero Gala solo por que no tenia fuerzas para oponerse y ya le daba lo mismo todo, puso una condición, dijo que estaba dispuesta a casarse con aquel que le ofrezca una Rosa Azul.
Nadie había visto nunca una Rosa Azul
¿ En qué jardín del mundo florecería aquella flor?
Se presentaron cientos de pretendientes con rosas rosas, rojas, amarillas, blancas, moteadas, chinas, ibéricas, pero ninguno con una rosa azul, así pues la lista se redujo solo a tres un rico mercader, un valiente guerrero y un alto jefe de justicia.
El mercader no era un soñador, sino un hombre muy sensato. De modo que, muy sensatamente, se dirigió a la mejor florería de la ciudad, donde, con toda seguridad, debía hallar lo que buscaba. Se equivocó. El florista no había visto jamás una rosa azul en todos sus años de comerciante. Pero el rico mercader ofrecía una fortuna a cambio de esa extraña flor, y el florista prometió ocuparse de buscarla.
Por su parte, el pretendiente guerrero, que había conocido tierras maravillosas en sus campañas, optó por dirigirse hacia el país del rey de los Cinco Ríos. Sabía que era un soberano riquísimo, en cuyo reino desbordaban los tesoros. El guerrero partió acompañado de cien soldados, y aquella comitiva armada y deslumbrante, causó una profunda impresión en el rey de los Cinco Ríos, que temiendo un ataque, ordenó a sus servidores que corriera a traer la rosa azul para ofrecerla al caballero que la pedía. Volvió el criado trayendo en sus manos un estuche afelpado. Cuando lo abrió, el guerrero quedó deslumbrado. Dentro del estuche había un hermoso zafiro tallado en forma de rosa.
Sin duda era un presente real, y el guerrero, seguro de su triunfo, regresó con la joya a su país. Pero la princesa movió la cabeza al contemplar la joya. El presente del guerrero no era más que eso, una piedra preciosa, no una flor verdadera. Aquel regalo no correspondía a la condición exigida.
Poco tardó el mercader en saber que su rival había fracasado, y volvió a urgir a su florista para que le consiguiera la rosa azul. El comerciante se desesperaba sin resultado alguno, hasta que un día, su esposa, mujer llena de astucia, creyó encontrar la solución. Nada más fácil que teñir de azul una rosa blanca, y con ello, el mercader lograría la mano de la princesa y ellos una cuantiosa fortuna. Imposible describir la alegría del rico mercader cuando el comerciante de flores le hizo saber que ya había encontrado lo que necesitaba. Corrió a la florería, tomó la flor de pétalos azules y no demoró un segundo en llegar al palacio. Y cuando todos creían que el mercader había alcanzado su premio, la inteligente princesa movió su bella cabeza y dijo:
—Eso no es lo que yo quiero. Esta rosa ha sido teñida con un líquido venenoso que causaría la muerte a la primer mariposa que sobre ella se posara.
No acepté la joya del guerrero ni acepto la rosa falsa del mercader.
Yo quiero una rosa azul.
A su vez, el alto jefe de Justicia, que había asistido al fracaso de sus dos rivales, vio que el campo quedaba libre para él.
Pensó mucho tiempo en la forma de hallar la rosa azul que la princesa quería, y por fin, una idea feliz surgió en su mente. Visitó en su taller a un exquisito artista, y le pidió que hiciera un vaso de porcelana fina, donde debía pintar una rosa azul. El artista se esmeró en su obra, y cuando se la presentó al alto jefe de justicia, no dudó éste ni un momento que el triunfo era ya suyo. Con esta seguridad se presentó ante la princesa. La joven quedó realmente admirada ante aquel trabajo. Nadie había visto nunca un vaso de porcelana tan bello y transparente, y la rosa azul en él pintada, lo convertía en una verdadera obra de arte. Pero aunque admitió el regalo y lo agradeció con gentil gesto, tuvo que confesar que no era una rosa pintada lo que ella quería. Mucho lo lamentaba, pero tampoco el alto jefe de justicia había encontrado lo que ella pedía para conceder su mano.
La ingeniosa princesa se había salido con la suya, sin que su padre pudiera hacerle el menor reproche.
Desde entonces ya nadie volvió a hablar del casamiento de la princesa, ni se presentó ningún otro pretendiente a aspirar su mano, con gran regocijo de la joven.
Una mañana llego a oídos de Esteban lo que ocurría en su reino, rápidamente y sin dudarlo partió en busca de su amada.
Un día se presento en el palacio un joven que vestía las mejore galas lleno de honores títulos y tierras para pedir la mano de la princesa, cuando la princesa lo vio se le ilumino el rostro, pero su padre exigía que él traiga una rosa azul, a lo que ella contesto que la Rosa Blanca que el tenia entre sus manos era exactamente la Rosa Azul que ella estaba buscando.
Un murmullo se levanto en la sala del palacio, pero el emperador vio tan feliz a su hija que dijo que si ella había exigido tal condición y ahora decía que aquella Rosa era Azul, nadie podría dudarlo.

Todo depende del color que con el que se mire, la princesa miro la Rosa con el Corazón y no con los ojos.

4 comentarios:

Usagi dijo...

yo kiero 10000 rosas azules para esta semana en donde las pido??? tira data... si es necesario me prostituyo...
Besotes---

JukiN dijo...

Buenas!! ^_^!! se ve largo... y bastante azul :P asi que prometo pasar en otro momento y dedicarle el tiempo de lectura que se merece :)

Mientras Simplemente dejo un comentario que no aporta nada a la vida de nadie.
Un comentario que no soluciona ningún problema trivial y mucho menos ningún problema fundamental.
Un comentario sobre el que probablemente nadie comente.
Un grupo de letras ordenadas por puro azar...

Mis humildes saludos srta :) Que tenga buena vida y ya verán mi regreso a este post :)
Muacks!

Ce (La Pequeña Anonima) dijo...

Emma ojala todos miraran con los ojos del corazon... es lo que busco, es lo que espero, que alguien me descubro y yo sin saberlo...
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Usagi a mi tambien me hacen falta unas cuantas rosas azules...si se donde hay le aviso...
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Junkin ha estado muy vago al no leer la leyenda... pero bue lo perdono solo por esta vez...espero lo cumpla y lo haga en otro momento...Ud siempre es bienvenido...
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Besos a todos...

Anónimo dijo...
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