18 agosto, 2006


LOS FORMALES Y EL FRÍO

Quién iba a prever que el amor
ese informal se dedicara a ellos
tan formales
mientras almorzaban por primera vez
ella muy lenta y él no tanto
y hablaban con sospechosa objetividad
de grandes temas en dos volúmenes
su sonrisa
la de ella
era como un augurio o una fábula
su mirada
la de él
tomaba nota de cómo eran sus ojos
los de ella
pero sus palabras
las de él
no se enteraban de esa dulce encuesta
como siempre o como casi siempre
la política condujo a la cultura
así que por la noche
concurrieron al teatro
sin tocarse una uña
o un ojal
ni siquiera una hebilla
o una manga
y como a la salida
hacía bastante frío
y ella no tenía medias sólo sandalias
por las que asomaban unos dedos
muy blancos e indefensos
fue preciso meterse en un boliche
y ya que el mozo demoraba tanto
ellos optaron por la confidencia
extra seca y sin hielo por favor
cuando llegaron a su casa
la de ella
ya el frío estaba en sus labios
los de él
de modo que ella
fábula y augurio
le dio refugio
y café instantáneos
una hora apenas de biografía
y nostalgias
hasta que al fin
sobrevino un silencio
como se sabe en estos casos
es bravo decir algo que realmente no sobre
él probó
sólo falta que me quede a dormir y
ella probó
por qué no te quedas
y él no me lo digas dos veces
y ella bueno por qué no te quedas
de manera que él se quedó
en principio a besar sin usura
sus pies fríos
los de ella
después ella besó sus labios
los de él
que a esa altura ya no estaban tan fríos
y sucesivamente así
mientras los grandes temas dormían el sueño
que ellos no durmieron.
Benedetti.

14 agosto, 2006

No te Quedes Conmigo.

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desganano
te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer
los párpados pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
Benedetti